Desde los territorios de la nada,
donde el silencio impone el vasallaje;
del reino del silencio y del salvaje
término de la sebja calcinada.
Vienen; tienen ardiente la mirada
y el corazón dispuesto para el viaje.
Son los señores del desierto;el traje
es azul como el cielo en la alborada.
Pasan como entre sueños, lentamente,
reyes de la soledad, alta la frente,
bienamados de muchas lejanías.
Y se sientan delante de su tienda
como el señor que cuida de su hacienda
viendo pasar los sueños y los días.
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